Hoja de Coyuntura Junio
Para sobrevivir el gobierno deberá avanzar en el plan de ajuste acordado por el FMI, cuestión que tampoco garantiza evitar el desbarranco financiero. La escalada represiva empieza a tomar preponderancia en la agenda política mientras que importantes sectores de trabajadorxs prometen dar pelea y resistir la embestida. ¿Qué perspectiva trazar en el corto plazo? ¿Cómo acumular políticamente las luchas callejeras que se vienen sin que estas sean canalizadas por las oposiciones patronales?, representan algunas de las preguntas a debatir con el resto de la izquierda y las organizaciones populares.
Con cada semana que pasa
pareciera reafirmarse la noción de que la turbulencia económico/financiera vino
para quedarse. Esta situación abre varios interrogantes: ¿Cómo reestructurarán
la hegemonía los sectores dominantes? ¿Cómo nos organizaremos los sectores
populares para dar una disputa por la hegemonía?
Más allá de lo fluctuante del
escenario político, se vuelve necesario que los sectores populares vayamos construyendo
hipótesis de lo que se viene, no solo para pensar acciones concretas sino para
construir balances a futuro que hagan crecer la acumulación en los sectores de
vanguardia.
+30 % es la inflación calculada por consultoras y consumidores.
El FMI reclama un máximo de 29% para que no se caiga el acuerdo
Otro indicio oscuro vino también
por parte del “Tío Sam”, ya que la visión optimista de la Reserva Federal (FED)
de subir por segunda vez en el año la tasa de interés de referencia (de 1,75% a
2%) volvió a sacudir el dólar en varios
países del mundo, entre ellos Argentina.
Por otra parte, Brasil, otras de
las economías que configuran el dominó comercial argentino, sigue caminando
sobre un estancamiento económico y con una devaluación en curso del real (llegó
a tocar el techo de las 4 unidades). A su vez, el enfrentamiento del gobierno
de Temer con los transportistas y camioneros abrió una grieta y acrecentó aún
más la deslegitimación del gobierno.
326 dólares, es la cotización de la soja. El peor registro de los últimos dos años
De las pocas noticias buenas que
recibió Mauricio Macri en los últimos días (por no decir semanas) tiene que ver
con el “guiño” realizado por el capital financiero internacional que, a través
de la Morgan Stanley Capital International (MSCI), cambió la calificación del país
que pasó de ser considerado como "mercado fronterizo" a lograr el
estatus de “emergente” con la eterna ilusión de lograr las tan añoradas
inversiones externas.
¿Por casa cómo andamos?
Una nueva corrida cambiaria
terminó sacando del gobierno a tres funcionarios con peso en las decisiones que
se tomaron durante los años que van de la gestión Cambiemos. Francisco Cabrera
(Producción), Federico Sturzenegger (BCRA) y Juan José Aranguren (Energía)
volaron por los aires ante la inestabilidad del modelo. ¿Gesto de
disciplinamiento al empresariado?
Tales remociones no parecieran
tener que ver con el dilema ajustador del “gradualismo” o “shock”, ya que el
acuerdo con el FMI y las últimas declaraciones de Macri dejaron en claro la
orientación del gobierno para lo que viene: "Ahora vamos por menos
gradualismo, porque justamente deterioramos la confianza del mundo para
acompañarnos en este proceso, que ellos empezaron a pensar que con algunos
comportamientos podía ser parecido a 'te amago que voy a recomponerme, que voy
a sacarme esta mochila de sobregasto, y después no hago nada'. Pero es el
camino que tenemos que seguir defendiendo”.
Por su parte, Dante Sica,
flamante ministro de Producción, adelantó que idea maneja Cambiemos respecto a
devaluación del peso. "El dólar entre $28 y $29 deja muy cómodas a
diversas actividades", indicó quien fuera Secretario de Industria de
Duhalde en 2002. Para que esto suceda Clarín se atrevió a adelantar la receta
que apuntaría a subastar US$ 100 millones diarios durante 75 días del giro
realizado por el FMI (del monto total de US$ 15.000 millones, la mitad se
utilizaría para fortalecer los activos del BCRA y el resto para cubrir el
déficit fiscal”.
60% fue el
monto que se logró renovar de los últimos vencimiento de lebacs
Ahora bien, como analizamos en
las hojitas anteriores la cobertura del FMI viene con un pan bajo el brazo que
es el ajuste y la represión. Achicar el estado hasta lograr el déficit cero en
2020 es uno de los requerimientos del organismo internacional que se querrá
llevar a cabo a costa de sangre y sudor proletaria.
Respecto al consenso con el FMI
hay exigencias importantes que el gobierno no tiene resueltas como las llevará
a cabo, lo cual abre la posibilidad de que el acuerdo fracase y la
semiestabilidad actual pase a ser una crisis generalizada en el Estado. Por un
lado, el pulpo financiero plantea como indispensable que la inflación no supere
el 29% (lejos quedó el 15% planteado en el presupuesto 2018), números que
empiezan a quedar resagados al calor de los cálculos de consultoras y
consumidores que estipulan el incremento en los valores dos o tres puntos por
encima del 30%. Por otra parte, el refrendo político del ajuste exigido por el
Fondo estipula la reforma de la carta orgánica del Banco Central, lo cual, a
priori, ya encontró resistencia en los sectores justicialistas del Congreso,
cuestión que de mantenerse acrecentará la incertidumbre e imposibilidad de que
el oficialismo logre su cometido.
$29 es el valor del dólar planteado por el nuevo ministro de Producción, Dante Sica
En la timba financiera, los
últimos vencimientos de Lebacs dejaron un gusto amargo al gobierno, que, pese a
aumentar el interés en un 47%, solo logró la renovación del 60% de los 514.779
millones de pesos en juego.
Como se supo en las últimas
horas, el gobierno avanzaría en los requerimientos del FMI y el empresariado
local (con el G-6 a la cabeza) y plantearía el debate en el corto plazo de la
reforma laboral.
Al igual que la Federación de
Aceiteros, Camioneros logró romper el techo paritario del gobierno y volvió a
dar mayor potencia a la rediscusión salarial pautada para septiembre, lo cual
abre un escenario de mayor disputa entre las burocracias y el Estado. En ese
sentido, los meses siguientes son claves, ya que a todos estos condimentos se
le suman un incremento del 10% en los combustibles para julio (y su posterior
traslado a los precios de los productos), así como la tendencia a una nueva
actualización de las tarifas de los servicios públicos.
A estos aspectos críticos hay que
sumarle que la coalición gubernamental no salió aireosa ni logró una acumulación
sobre la media sanción en Diputados de la Ley de Aborto legal, Seguro y
Gratuito. La relación de fuerzas construida en la calle por el movimiento de
mujeres y las identidades disidentes logró agitar las aguas dentro de las
clases dominantes más allá de las filiaciones partidarias. Mostró fuerza
organizada capaz de arrebatar a los sectores más reaccionarios del Estado y la
Iglesia el Derecho a Decidir. Esto generó, por ejemplo, la amenaza de ruptura
de Elisa Carrió, quien 24 horas después del debate en el Congreso fue recibida
en la Casa Rosada por Mauricio Macri, quien buscó pilotear la crisis y bajar
los desiveles de la pelea. Todavía falta Senadores, que mientras sectores
proponen el tratamiento sin dilaciones, la presidenta de la cámara, Gabriela
Micheti busca poner palos en la rueda.
1 millón de personas movilizadas por el Aborto legal, seguro y gratuito (13 J )
Valga la redundancia, ¿qué hacer?
De constituirse un escenario de
crisis aguda y confirmarse algunas de las variables negativas, el debate pasa a
manos de las organizaciones populares. Las grandes movilizaciones docentes en
Neuquén y estatales en Chubut (entre otras), así como la marcha federal y la
avanzada del movimiento de mujeres y las disidencias sexuales, muestran
potencialidades crecientes, lo que de todas formas sigue resultando insuficiente
para frenar el ajuste y construir una crisis absoluta del macrismo. La
segmentación de las luchas, los condicionamientos de la burocracias, y la falta
de perspectiva en el largo plazo de la izquierda nos ha llevado a construir
resistencias, que pese a lo importante de su peso y significado, no dejaron de
ser fragmentadas y sin un hilo conductor
de un plan de lucha escalonado que haga volver tras sus pasos al gobierno
nacional y los distintos gobiernos provinciales (de Cambiemos, Unidad
Ciudadana, FR, entre otros).
A su vez, la consolidación de la
crisis no podrá ser abordada por plata de la que no se dispone, situación que sin
más llevará a los sectores de poder a acudir a la represión silenciosa y
abierta contra los sectores en lucha. Ningún ajuste de esta envergadura cierra
sin balas ni presxs.
Somos conscientes que la
acumulación construida en los últimos años no es suficiente para, al menos,
trazarse la construcción de un gobierno obrero en el corto plazo, ni siquiera
uno reformista. La fragmentación no aplica solo a las luchas callejeras sino
también a las perspectivas revolucionarias, sean por diferencias, por
sectarismos o por la falta de un horizonte feminista que sea transversal a
todas las luchas.
Por todo esto, ¿Cuál es la
respuesta que ensayaremos las organizaciones revolucionarias ante la crisis de
un gobierno, que incluso puede implicar la retirada de Macri y la conformación de
un gobierno de coalición (ya hay charlas entre sectores del PRO como Vidal,
Monzó y Rodríguez Larreta y sectores del peronismo Federal como Pichetto,
Massa, entre otros)? ¿En una posible crisis de gobernabilidad, cuáles son las
tareas de las organizaciones del campo popular para acumular políticamente la
lucha en las calles y que esta no sea canalizada por la oposición patronal del
PJ en 2019?
Estos y varios interrogantes más
son los que consideraremos pertinentes poner en crisis, debatir y problematizar
de cara a lo que viene, que entendemos tendría que ver con mayor ajuste,
represión y empeoramiento de las condiciones de vida de la población en
general.