Balance apurado sobre el rechazo al aborto legal
Si hay algo que quedó claro luego de la sesión en la cámara de senadores de Argentina, esa que debía votar a favor o en contra de la legalización del aborto, es la naturaleza del Estado, la naturaleza de la democracia burguesa y patriarcal. Frente a casi dos millones de personas rodeando el congreso, bajo la lluvia y el frío de un duro invierno con viento sur, con la expectativa de miles de feministas a lo largo y ancho del país y la mirada aguda de todo el mundo, a treinta y ocho funcionarios no les tembló la mano: después de exponer argumentos retrógrados, misóginos y faltos de sustento, dijeron que no. El aborto será ilegal en Argentina, pero seguirá existiendo. Todo un parlamento cargará con las muertas en sus espaldas.
Las limitaciones de la democracia burguesa han quedado expresadas en su máximo esplendor: unxs pocxs decidiendo por unas muchas. El basamento para decir que no, amparado en las propias convicciones de los senadores, nos arrastran a una condición monárquica de espectadoras con voto pero sin voz. Así funciona la democracia en nuestros países del sur global, los países que en el mapamundi del aborto están pintados de rojo. Y hay quien todavía se atreve a pedirnos que no nos enojemos con la Iglesia Católica*, ¿en serio nos dicen? La Iglesia Católica Apostólica Romana, cómplice en la dictadura cívico-militar-eclesiástica que se calló la boca cuando desaparecieron a nuestras compañeras que eran torturadas algunas estando embarazadas, pionera en la política de la clandestinidad de la apropiación de niñes, se puso a la cabeza de la campaña contra el aborto legal. Esta institución es igual de responsable que los partidos políticos que ayer nos negaron la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo.Estamos enojadas, claro que sí, y queremos la separación inmediata de la Iglesia y el Estado.
Entonces, el descontento es claro, es tangible, es concreto. El debate sobre el aborto legal dividió aguas. Con una fuerza arrolladora, luego de un proceso largo de construcción de conciencia feminista, hemos construido una fuerza social que pone la cara, que se organiza, que mueve millones de personas para conquistar un derecho vital como el libre ejercicio de decidir sobre el propio cuerpo. Los costos políticos de esta decisión se pagaran no sólo en las urnas. Ahora, que conocemos las caras de quienes dijeron que no en la cámara de diputados y los que dijeron que no en la cámara de senadores; ahora es más claro que el asunto está en nuestras manos.
Esta decisión del estado argentino no sólo es clasista y patriarcal: es una decisión etárea. Casi el 80% de las dos cámaras son personas que ya no podrán procrear y que, en cada caso, han construido una vida reproductiva. Entonces, ¿a quiénes representan? A ellos mismos y a los sectores de la Iglesia católica y evangelista que sostiene que la vida sexual es sólo reproductiva, siendo la castidad la manera de (no) vivir la sexualidad. Y así con todo, asistimos a una subestimación muy profunda hacia la juventud que se organiza y, sobretodo, a este ¿nuevo? sujeto político que es el movimiento feminista y disidente; un movimiento edificado en los últimos treinta años. Porque así como no podemos negar que nuestras pioneras feministas vienen construyendo esta batalla desde hace alrededor de treinta años, tampoco podemos negar que la gran parte de la presencia en la calle está garantizada por jóvenes que quizás esta fue su primera experiencia organizativa. Una certeza nos cabe y es que este movimiento tiene recambio, sabe de la fuerza que tiene para conseguir los objetivos. Lo demostró durante las dos vigilias en las puertas del Congreso, en las plazas, frente a las catedrales de las ciudades más conservadoras del país. Una realidad se reveló a los ojos del mundo, no estamos solas en esto.
A este nuevo movimiento político y social que irrumpe en la agenda pública, en la calle y que disputa las conciencias más conservadoras de la sociedad, que incluso ha sido motor para el desarrollo de experiencias a lo largo de América Latina y el mundo, no le falta más que descansar para tomar impulso y volver a arremeter. Para nosotras, queda claro que no hay en las instituciones del Estado burgués y patriarcal ninguna semilla de cambio. No es “desde adentro”, porque no hay ningún adentro para las clases populares. Para nosotras hay y siempre habrá un afuera vigoroso que a fuerza de militancia se hace escuchar y se vuelve manada, que le queda claro más que nunca que los derecho no se mendigan sino que se arrancan. Que sólo con la unidad de acción en las calles se lograran alcanzar la legalización, como lo demostró la Campaña por el Aborto Legal y gratuito que supo ser la gran articuladora de sectores, y experiencias militantes con recorridos diversos que si fuera por las dirigencias nunca se hubieran unido. Entonces, hasta que el Estado se haga cargo de la salud de los cuerpos gestantes, tendremos la tarea de reforzar las redes, de construir por abajo lo que otros separan por arriba, de continuar garantizando abortos seguros y de fortalecer las estructuras alternativas que hemos construido a lo largo de todos estos años.
Este rechazo sólo retrasa lo inevitable. Las feministas de Argentina ya hemos ganado: ganamos la calle y la opinión pública. Hay una marea que no podrá frenarse con compuertas eclesiásticas ni barrotes morales, porque está dispuesta a romper todos los esquemas que nos atan a una vida de muerte. Para nosotras, que estamos acostumbradas a pelear, esta no es más que una batalla. Vendrán otras, nos multiplicaremos, hasta que sea ley. Porque, como dice una marica, esta es una batalla entre el viejo mundo y el nuevo mundo. Y nosotras, que la estamos disputando con uñas, glitter y dientes, no vamos a parar hasta que la libertad sea una realidad.
* La senadora Cristina Fernández de Kirchner sugirió, en su intervención, que “no nos enojemos con la Iglesia” y nos llamó a ser cautas. Le recordamos a la señora que, además de reivindicarse católica, durante sus ocho años de mandato se negó sistemáticamente a que éste proyecto sea tratado en el Congreso y por eso carga en sus espaldas con todas las muertas por abortos clandestinos entre 2007 y 2015. Nosotras tenemos memoria, así nos enseñaron las Madres y Abuelas.
Educación Sexual para Decidir,
Anticonceptivos para no Abortar
Aborto Legal, Seguro y Gratuito en cualquier lugar
No al Negocio del Aborto Clandestino
Basta de doble moral e Hipocresia.
Será Ley por que la Calle ya se pronunció