Las mujeres y las identidades disidentes
vivimos (o debemos vivir) con miedo de ser violadas. La organización de
nuestras vidas debe estar organizada en relación con esa posibilidad y con las
precauciones que pueden tomarse para evitarlo. Suele decirse que si dos mujeres
están “solas” (es decir no acompañadas por un hombre porque siendo mujeres
adultas no se entiende a quien alude el criterio de solas) es peligroso que
caminen por determinadas zonas en ciertos horarios. Ciertamente esto alude a la
posibilidad de una agresión sexual, de otro modo no habría razones para pensar
que todos los hombres tienen más fuerza física para defenderse que todas las
mujeres de una agresión de otro tipo que además se pretende realizada sin ningún
tipo de armas porque sino la fuerza física quedaría realmente relevado a un
plano de irrelevancia. De este modo la ropa que se debe utilizar, los espacios
de circulación, la compañía, las relaciones o respuestas a las interpelaciones
de los hombres quedan supeditadas a una posible violación y a la voluntad de
evitarla.
Ahora bien esta voluntad de evitarla se
debe a que, como vimos, la violación debe ser vivida por la víctima como un
hecho peor que la muerte, como dice Virginie Despentes en Teoría King Kong “si
ellas sobreviven es que la cosa no les disgustaba tanto”. Esta es la forma
en que socialmente se organiza que esto sea vivido.
La misma autora explica el proceso
posterior por el que pasó, durante años, dice, evito hablar del tema, luego
ante la violación de una amiga que la devuelve al tema reflexiona que:
La violación es
algo que se pilla y de lo que después no
te puedes deshacer. Contaminada. Hasta ese momento, yo creía que lo había
asumido bien, que tenía la piel gruesa y cosas mejores que hacer en lugar de
dejar que tres paletos me traumatizaran. Pero al darme cuenta de hasta qué
punto yo veía la violación de mi amiga como un acontecimiento a partir del cual
nada sería nunca como antes, acabé aceptando, de rebote, lo que nosotras mismas
sentíamos. La herida de una guerra que se libra en silencio y en la oscuridad.(
Despentes, 2007: 33)
Pero evite
escrupulosamente contar mi historia porque no sabía cuál sería el juicio de
antemano: <<ah, así que has seguido haciendo dedo; si eso no ha bastado, es
que te debió gustar.>> Porque en la violación siempre es necesario probar
que no estábamos realmente de acuerdo. La culpabilidad está sometida a una
atracción moral no enunciada, que hace que todo recaiga siempre del lado de
aquella a la que de la se la meten más que del lado del que la mete”
(Despentes, 2007: 34)
De algún modo se genera una
responsabilidad de la víctima respecto de la violación que va más allá del rol
en otros delitos, incluso en otros delitos ejercidos desde la violencia de
género. La víctima debe acreditar su no deseo al respecto, pero además debe dar
cuenta de que ese hecho es seguramente capaz de destruir toda su vida. Es
interesante por un momento detenernos en esto, por qué se exige esto, sin dudas
hay muchas agresiones de una gravedad que en principio podría considerarse al
menos equiparable a la de la violación, cuál es su particularidad entonces.
Continuar aquí La violación en la historia.